viernes, febrero 09, 2007

Sobre Monjes y Panaderas

señores me he enterado de la siguiente historia, que paso a compartir con uds.

como sabrán hay una discusión latente en nuestra sociedad que radica en saber si el conjunto de "churros" "bolas de fraile" y "rosquitas" pertertenecen al conjunto de la docena de facturas. la discusión es alentada porque varias panaraderias siguen opuestos caminos, algunas las incluyen y otras no.

para tal fin, nuestro Abogado, el Dr. Culiáo Rivarola (que es lo mas parecido a hiustoriador) nos trajo la siguiente conclusión:


"tanto las bolas de frailes (o berlinesas) los churros y las donas fueron excomulgadas por la iglesia católica, en el año 1532, por expreso pedido del inquisidor de turno.

Resultaba que los frailes de un convento en Berlín, se divertían e impartían a la vez clases de educación sexual con este trío panadero, siendo el momento de la merienda el lugar mas lujurioso de todo el convento, frailes reaccionarios fueron raudamente el Vaticano, con el chusmerio de lo que acontecía en Berlín.

El edicto papal rezaba "que a partir de este momento queda prohibida el expendio de las conocidas bolas de fraile, los impúdicos churros (los rellenos de dulce de leche son peores) y las llamadas donas, por considéralas una metáfora vulgar del pecado original"
Luego en Alemania, gracias al protestantismo impulsado por monje Lutero, amante de estas facturas, fueron vueltas al mercado y se vendían dentro de la tradicional “doce de facturas” pero en Argentina, que fue poblada por corrientes migratorias diferentes, en las panaderías de origen Español o Italia, con su raigambre Católica, los churros, las bolas de frailes y las donas, son vendidas fueran de la doce, respetando el edicto de excomulgar Papal. Mientras que en las de origen alemán, sí se vende dentro de la docena de facturas."

jueves, febrero 01, 2007

Peturra y su entrenamiento para el campeonato iberoamericano de discusiones bizantinas.


Primero, me levanto a la mañana, y después me despierto, por que yo soy así de versátil, me preparo un desayuno saludable en base a hígado crudo de ñandú, y salgo a discutirle a la vida.
Ponerse en contra a dos deidades de poca monta (si no lo saben son Apolito y Artemisita) puede ayudar mucho a desarrollar grandes reflejos, dado que sus berrinches suelen producir ataques de todo tipo en mi contra.
Luego trato de convencer al diariero, que por más que el periódico diga 2007 es una edición vieja de años pasados. Al verdulero le hago comprender que la docena de manzanas trae catorce unidades, y al kiosquero de que el mantecol está muy caro y por ende me tiene que dejar dos unidades por el mismo precio.
Me tomo un taxi hasta el laburo, no sin antes cobrarle al tachero el equivalente del viaje por los servicios prestados…
Tras una jornada de trabajo extenuante, me preparo para retornar a mi hogar, y digo “me preparo” por que de seguro me toca alguna sorpresa de la Gemela Malvada, ya sean bombas de gas lacrimógeno, o bombitas de agua, que me aten los cordones para caerme al bajar del colectivo, hasta unos misiles tierra-Peturra y la peor de todas, sal en el jugo de naranja.
Y bueno no puede faltar en el entrenamiento de todo buen discutidor, antes de irse a dormir, discutir con la familia, y convencerlos de que uno tiene la razón en todo, sino no andaría discutiendo al pedo…