En ese momento tenía cierta certeza, era ella quien llamaba al teléfono. No se molesto en comprobarlo, y el dejo de duda que aun persistía le daría que pensar al menos por un par de horas.
Los desengaños que cruzan en el tiempo, nos envisten tarde o temprano en la nariz. A él ya lo habían embestido demasiadas veces. Un par de años atrás hubiera corrido al teléfono a comprobar que se trataba de ella, a escuchar deseando su suplica y su lamento.
Hoy Horacio, no es el de hace dos años atrás, se piensa que ya no es un niño, hoy se cree un hombre y como tal sabe que sus fantasías redimitórias nunca se cumplen. Ya no tenía ganas de atender con su voz temblorosa, delatando el inmenso deseo de verla de nuevo, aunque más no sea, llevándose las cosas que se había dejado olvidadas en el segundo cajón. Quizás sus fantasías se habían acortado en demasía, elevándose muy poco del suelo de la realidad.
Hoy Horacio prefería hacer presente su ausencia, mirando el primer cajón vacío de su ropa. Y no en el segundo, donde aun había ropa de ella.
En ese momento recordó una frase de Poe “el vacío llama al vacío” y pensó al instante que el teléfono aullando de fondo no llamaba a nadie, o por lo menos no lo llamaba a él.
Los desengaños que cruzan en el tiempo, nos envisten tarde o temprano en la nariz. A él ya lo habían embestido demasiadas veces. Un par de años atrás hubiera corrido al teléfono a comprobar que se trataba de ella, a escuchar deseando su suplica y su lamento.
Hoy Horacio, no es el de hace dos años atrás, se piensa que ya no es un niño, hoy se cree un hombre y como tal sabe que sus fantasías redimitórias nunca se cumplen. Ya no tenía ganas de atender con su voz temblorosa, delatando el inmenso deseo de verla de nuevo, aunque más no sea, llevándose las cosas que se había dejado olvidadas en el segundo cajón. Quizás sus fantasías se habían acortado en demasía, elevándose muy poco del suelo de la realidad.
Hoy Horacio prefería hacer presente su ausencia, mirando el primer cajón vacío de su ropa. Y no en el segundo, donde aun había ropa de ella.
En ese momento recordó una frase de Poe “el vacío llama al vacío” y pensó al instante que el teléfono aullando de fondo no llamaba a nadie, o por lo menos no lo llamaba a él.
5 comentarios:
Qué triste por favor!!
Me dejaste re pachucha...
Precioso por demás, Kace.
Besos.
Epa, epa, nos sorprende con un arrebatador relato poético que incluye una cita de Poe. Se nos va para arriba, Kace. Yo sabía que dentro de su alma hay algo bueno detrás de toda la bosta que le inculca Vader Muzza.
Eh pero si citar a Poe ya es ser bueno de alma, qué pasa cuando uno cita a Kafka, o mejor aun, se va totalmente de mambo y reproduce fragmentos de Camus como si no hubiera mañana...
Kace, usté siga tan poético, que la poesía tiene un pacto con el mal y ya vemos pa donde apunta sr.
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