El Micro Verde

Te he visto antes, es una certeza de la cual hasta me doy el lujo de cavilar sobre su verdad. Quizás fue en algún pasillo de la facultad, en una esquina de nuestra infancia, en la cola de alguna farmacia, o hasta quizás en este mismo ramal de este micro Verde.
La sensación que te conozco, que tu mirada, en algún tiempo pretérito, me ha atrapado. Que en tu pelo mi mano alguna vez se ha enredado. Que alguna vez me has dejado ver el secreto de tu escote. Tengo la intuición que me has preguntado el sentido de la vida, mientras tratábamos de ver figuras escondidas en la humedad rancia de algún cielorraso.
O bien todo esto puede ser un espejismo de mi anhelo, que de una vez por todas, seas vos. Y que encontrar tu boca, sea igual a volver al hogar.

Gracias al diseñador surrealista y minimalista, que en los nuevos micros ha dejado los asientos enfrentados, y de ese modo te puedo ver durante este viaje.

Se me va la vida en hablarte, pero ¿cómo abordarte? Las esquinas pasan sin detenerse, al igual que el tiempo, sin tener la minima misericordia a mi cobardía. Tal vez si alguna vieja reclame su justo derecho sobre mi asiento, tenga la excusa de acercarme al tuyo, a la vez que quedo como el caballero que aspiro ser.
O simplemente vaya a tu lado y te pregunte si alguna vez has entrado en mi vida, o agregue ¿que estás esperando para hacerlo?
Ó bien puedo explicar que el vacío en mi pecho puede ser disfrazado por alguna sonrisa tuya robada en medio tu llanto.

Ó ir, y mirándote a los ojos decirte con vehemencia que no pienso seguir gastando tiempo en esta vida si no es para que te tenga cerca; al menos esta noche.

Mi parada pasó hace rato, y mi mejor plan es bajar con vos en la tuya, y si tengo valor hasta pedirte fuego y quizás alguna indicación de cómo llegar a alguna dirección, que sé de memoria se como ir, y solo será mi excusa para preguntar

– ¿y a tu alma que micro me deja bien?-

(¿podré ser tan cursi?) Pero ya antes a otros tipos cosas igual de cursis les han dado resultado.

Parece ser que mi plan es perfecto, y he tomado el valor de no dejarte escapar de mi vida. Mi plan parecia perfecto, si no fuera porque parecés muy entretenida en la charla que te ha sacado el idiota que se sentó al lado tuyo hace dos cuadras.

Me arrimo a la puerta de salida toco el timbre, y grito de puro despechado:

–CHOFER; me bajo en la próxima esquina!-