Y si... (La Historia de Peturra)

Primero que nada voy a pasar a presentarme, soy Roberto Peturra licenciado en lo que se les ocurra. Y quiero contarles como llegué hasta aquí.

Todo empezó en una ciudad muy muy lejana (mentira... empezó en La Plata). En un nosocomio de dicha ciudad -Varón- gritó la partera, -Uy Dió- gritó mi vieja, -rajemo- gritó mi viejo.
Dotada de una fuerza y paciencia sobrehumana (una mezcla entre Hulk y el señor Miyagui) mi madre tuvo la dificilísima tarea de hacer de mi un hombre de provecho (y algo logro por que erupto mucho) , y encarrilarme por la senda del bien. Desde pequeño mostraba una sombría necesidad de quebrantar las reglas(o sea portarme mal y romper las bolas a diestra y siniestra, por si no se entendió). Siendo yo tan hiperquinético, mi madre optó por tratar de canalizar esas energías en alguna actividad, y se decidió por "artes marciales" ,grave error ya que ahora no era un simple rompe bolas, ahora era un rompe bolas "peligroso". Decidida a acabar con la amenaza, fomentó en mi el interés por nuestro amado "balón pie", en el cual desarrollé todas mis habilidades, mi desempeño como wing por ambas bandas era impecable. Se llegó a decir que lo mío era una combinación entre Guillermo Barros Schelotto y Thierry Henry (si mal no recuerdo una ves hice un gol cabeceando un centro que había tirado yo mismo... ) .
Mi adolescencia así transcurrió rápidamente, de partido en partido, de cancha en cancha, hasta que un fatídico día mi sueño futbolístico se vendría por la borda. En un partido en el cual había yo anotado siete goles, cinco a favor de mi equipo y dos en contra por que los contrarios me daban lástima, si bien el partido no fue violento, sobre el final recibí una fuerte infracción del árbitro, rompiendo así los ligamentos de mi rodilla izquierda.
Durante mi recuperación me enteré que el arbitro formaba parte de la banda de delincuentes de Cacho Ciudadela y el gordo Cadena, y así juré vengarme ni bien pasara el mes de reposo y estuviese sano, pero un pequeño incidente en la bañadera multiplicaría mi tiempo de recuperación (si es lo que se imaginan, me resbale como un nabo en la bañadera, y zas!! dos meses de reposo). Una vez recuperado y dispuesto a romper cabezas, saliendo de mi casa totalmente sediento de venganza me tropecé con un escalón y si… tres meses más de reposo. Un último intento de hacer pagar al árbitro por el daño que me causó, terminó en lo obvio, dos semanas de internación y tres meses más de reposo (y si… me fajaron). Ya más amedrentado en mi búsqueda de venganza y convertido en un ermitaño renegado social, decidí salir a buscar trabajo, para pagar mis cuentas de hospital.
Un tiempo después de conseguir trabajo, conocí a ese ángel que me devolvería las fuerzas para seguir en el camino. Mi amada Doña Peturra, luego de ganar su corazón acepto ser mi compañera y fiel esposa. Para mantenernos y poder costear los estudios de mi adorable Doña tuve que hacer un curso acelerado de licenciatura en “todo”, y luego el postgrado. Un día tratando de hacer justicia decidí adentrarme al mundo de “Discusiones Bizantinas” , ahí encontré a mi maestro sensei Don Centauro y muchos compañeros discutidores mas de los cuales estoy aprendiendo las técnicas mas efectivas para llevar a cabo mi misión contra la banda de delincuentes del “arbitro malvado” .
Y si … aquí me tienen entonces exponiendo “ mi caso perdido”.